twins'secret (minific)

Hola!! ante todo, esta es la primera fic que escribo desde hace muuucho tiempo, y tambien el primer "twincest" asi que lo siento si no está a la altura del blog.
Gracias a Cristh por su ayuda :D
Ahí vamos.


Siempre creí que era fuerte. Que podría resistir todo lo que me echaran encima, que si me lo propusiera, podría con todo y aguantaría aunque el cielo estuviera cayendo encima de mí.
Si, pasara lo que me pasara, yo siempre sería fuerte pero…¿y si le pasa algo a la persona que amas?
Yo tuve que descubrirlo por el camino duro, el difícil.Caí en la cuenta de que no era el macho duro que yo creía, cuando la persona a la que más amo pasó por el momento más duro de su vida…
                                    
Nunca podré olvidar el día en el que le dijeron a Bill que tenía un quiste en la garganta que podría impedirle volver a cantar…para siempre.

Estábamos en medio de nuestra gira “1000 Oceans”, cada día en una ciudad, en un país diferente, tocando en mil escenarios distintos, pero siempre había algo que no cambiaba nunca…el calor de las fans, gritando, saltando, emocionándose con nuestras canciones y entregándose a tope. Era agotador, todas las giras lo son, pero tenemos la suerte de tener a millones de personas que nos dan energía apoyándonos.
 Esa noche tocaríamos en Marsella, nos habíamos pasado la tarde atendiendo entrevistas para las cadenas francesas y estábamos lo que se dice “hasta el culo” de prensa.
Salimos del hotel a eso de las 5 de la tarde y fuimos directos al pabellón donde tocaríamos aquella noche: Enorme y grandioso era aquel sitio. Alucinante.
-          Bonjour, je m’appelle Tom et je viens de la Allemagne…
-          Tom, tu francés da escalofríos de lo malo que es…-Gustav se tapaba los oídos con las manos, intentando ignorar mi “grandiosa” habilidad para las lenguas.
-          Anda Gustav, que sabemos que de sobra que te tapas los oídos porque te pone mi sensual voz.
Hizo como que no me oía, pero aun así consiguió lanzarme (y alcanzarme) un cojín a la cara.
-          Gracias, amigo-dije devolviéndole el proyectil-Eh,Bill ¿qué te pasa?

Bill estaba sentado en el sofá, con una taza de té con limón entre las manos decoradas con anillos y manicura francesa en negro, y tenía la mirada perdida.
-          Nada…¿por qué?
-          Tienes cara mustia…-me senté a su lado-¿te pasa algo?
-          Ná, solo tengo la garganta algo escocida…pero estoy bien-clavó sus ojos en mí- de verdad, no te preocupes.
-          Vaaaale…encima que me preocupo por mi hermanito…

Y debí haberlo hecho de verdad. Bill es un tozudo, podría estar desangrándose que el te diría una y mil veces que está bien…aunque ese día no pudo disimular que algo NO iba bien…
- Bonjour tout le monde! – El estadio entero vibró cuando los montones de fans respondieron al saludo de Bill. El les contestó a su vez con su mejor sonrisa.
Todo iba perfecto. Tocamos las primeras canciones  y el público enloquecía con nosotros.
Y entonces, sucedió. El micrófono solo amplificó silencio, ya que de la garganta de Bill no salía ni una nota. Le miré asustado, y el me miró, aterrorizado, con los ojos llenos de lágrimas, no hizo falta que dijera nada, sabía perfectamente lo que pasaba…
No podía cantar.

Salimos escopetados de allí, se que las fans se enfadaron y nos abuchearon. Pero en ese momento nadie pensó en ellos, sino en Bill. Llegamos al camerino, y me senté junto a él. Se agarró fuerte a mí, y yo le devolví el abrazo, estaba temblando como un niño asustado, podía sentir su corazón latiendo a mil contra mi pecho.
-          No…no puedo cantar- apenas un hilillo de voz débil consiguió salir de entre sus labios- No…no…puedo…
-          Shhhh- le abracé con más fuerza- no hables…vamos a llevarte al médico, y te vas a poner bien ¿vale?
Asintió, y acurrucó su cabeza en mi hombro. Pude sentir entonces el olor de su colonia favorita, tan dulzona que a veces mareaba, y pude acariciar su pelo negro electrizado. Seguía sintiendo el latir de un corazón frenético, pero a los 10 segundos me dí cuenta que era yo; mi corazón había empezado a latir como loco al sentir el contacto tan cercano de mi hermano…
En ese momento me di cuenta, estaba enamorado de mi gemelo.

Capítulo 2;

Al día siguiente llevaron a Bill al mejor especialista de Alemania. Les dije a Gustav y Georg que se fueran a descansar, yo me quedaría con Bill y les llamaría cuando supiéramos algo.
La consulta era una de estas supermodernas típicas de las series americanas, donde esperas encontrarte unas enfermeras súper atractivas y un doctor recién salido de la universidad y con cientos de diplomas y premios adornando la pared.
Pues no, la enfermera podía contar por dos y el doctor tenía ya una severa calvicie, pero era el mejor, el único que podría ocuparse de mi hermano.
 Entré con Bill en la consulta. El doctor kro…Hag…el doctor en cuestión, nos saludó a ambos y empezó a examinar a Bill. El tiempo se me hizo eterno allí dentro, aunque no tan angustioso como a mi hermano, que de vez en cuando me lanzaba una mirada de auténtico pánico.
Al final, tras soltarnos un discurso que apenas recuerdo, acabó dándonos la peor noticia que nadie podía recibir.
-          Señor Kaulitz, tiene usted un quiste en las cuerdas vocales…no es muy grave , pero hay que operarle cuanto antes…
¿Operar?¿a mi hermano, con el miedo que le dan las operaciones?
Porque si, desde que mi hermano y yo vimos la película “Despierto”, Bill se ha vuelto fóbico a las operaciones, le da miedo hasta ir al dentista…¿cómo van a operarle?

-          Y…¿no hay otra solución?-pregunté, con la esperanza de encontrarme una respuesta positiva.
-          Señor…Tom…-me miró seriamente-…si no operamos a su hermano lo antes posible, lo más probable es que no pueda volver a cantar nunca más.
¡¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉ?¡
Si Bill hubiera tenido voz para ello, habría chillado, llorado y pataleado como un loco, sin embargo, se limitó a agachar la cabeza mientras sus preciosos ojos se llenaban de lágrimas que enseguida empezaron a correr por sus mejillas.
-          De acuerdo- dije- gracias doctor
-          De nada…hablaré con mis compañeros  y mi secretaria les llamará para informarles del dia de la operación, pero supongo que  será en esta semana o en la próxima como muy tarde.
-          Vale…adiós

“…si no operamos a su hermano lo antes posible, lo más probable es que no pueda volver a cantar nunca más...” esa maldita frase se repetía una y otra vez en mi mente. No podía ser, esto no le podía pasar a él, no a Bill. Cantar era su sueño, lo que llevaba haciendo desde pequeño, desde que compuso su primera canción con 7 años…era su vida, si perdía la capacidad de hacer lo que más quería en el mundo…se moriría, no físicamente, pero mi hermano dejaría de ser el mismo…y no podía permitirlo.
-          Eh, no te preocupes- Estiré el brazo por detrás de su espalda mientras veíamos la tele en el salón de casa- todo irá bien.
“tú no lo sabes” respondió el en una pizarrita que le había comprado de camino a casa para que pudiera comunicarse.
-          Claro que lo sé…soy el hermano mayor.
Se quedó pensativo, yo creía que era por mi convincente razonamiento, pero en seguida borró con la mano el mensaje de la pizarrita y escribió de nuevo: “tengo miedo”.
-          Eh-dije quitándole la pizarra de las manos y apretándolo contra mí- no dejaré que te pase nada ¿de acuerdo? Todo irá bien…te lo juro hermanito.
Al rato, se quedó dormido en el sofá, en mis brazos, y yo no pude evitar quedarme embobado mirando su carita: sus enormes pestañas que ocultaban bajo si unos ojos profundos y tiernos, su nariz tan recta y perfecta, su boca, con unos labios carnosos que ocultaban un tesoro en forma de piercing que atravesaba su lengua…
El móvil sonó , y me sacó de mi trance incestivo, lo cogí antes de que el ruido despertara a Bill, y con su cabeza aún apoyada en mi hombro, respondí a la llamada.
-          Georg, ¿has leído mi mensaje no?
-          Si tío…menuda putada…¿Cómo esta Bill?
-          Destrozado, como va a estar…ahora mismo está aquí, sobando como una marmota.
-          Menudo tío…oye, ¿queréis que nos pasemos Gus y yo mañana a haceros una visita? Porque bueno, hoy ya es un poco tarde…
-          Claro tío, siempre sois bienvenidos, así os cuento con más calma lo que nos han dicho los médicos,
-          Vale. Nos pasaremos sobre las 6. Cuida de Billy.
-          Lo haré, chao Georg.
El bulto de al lado empezó a removerse, y poco a poco Bill fue abriendo sus enormes ojos, y se me quedó mirando con cara triste, como un niño perdido.
-          Buenos días bello durmiente- Sonrió, al fin conseguí que lo hiciera - ¿Quieres algo para cenar? Puedo hacerte gofres.
Negó con la cabeza, entonces se levantó y, tras darme un beso de buenas noches, subió corriendo al piso de arriba. Me quedé un rato más, atolondrado como un idiota, acariciando la mejilla donde antes él había rozado con sus labios depositando un casto beso en ella.
Cuando subí a mi habitación, descubrí que Bill estaba ahí, hecho un ovillo dentro de mi cama, había dejado un mensaje en la pizarrita “¿puedo dormir contigo esta noche? No quiero estar solo”. Sonreí para mis adentros, y me acurruqué junto a mi hermano, dormía plácidamente, como si se hubiera olvidado de lo que estaba pasando a su alrededor. Parecía tan feliz…
Entonces caí en el mensaje que me enviaba la situación: Bill era feliz durmiendo,porque se olvidaba de su quiste y de los problemas que le acarreaba…de la misma forma que debería ignorar mis sentimientos por él…aunque nunca antes había pensado en la posibilidad de decírselo, de contarle lo que siento, en ese instante decidí llevarme el secreto a la tumba…yo sufriría si…              pero el sería feliz.


Capítulo 3;

30 de Marzo.
 Esa era la fecha que nos habían dado. Ese día, a primera hora, operarían a mi hermano, y después, le tocaría pasar 1 mes en silencio absoluto.
Ambos necesitábamos aun así que eso acabara cuanto antes, él para poder recuperar su voz, y yo, para poder dejar de sufrir ante la posibilidad de no poder oír nunca más su bella voz.
He de decir que recibimos mucho apoyo; de parte de nuestra familia, amigos, incluso de la prensa, pero sobretodo…de las fans. Todos los días nos llegaban miles de cartas de fans animando a Bill, leer esas cartas conseguían sacarle una sonrisilla, le hacían olvidar por un momento todo lo que estaba pasando.
A pesar de que podía perder la voz, y de la tensión por la que estaba pasando, Bill nunca dejo de escribir. Cada día cogía su libreta, y esta le acompañaba todo el día, la mayoría de las veces le encontraba sentado en el sillón, con la mirada perdida mientras apuntaba frases nuevas con su delicada letra.
Gustav y Georg estaban siempre con nosotros, más de una vez les preparé la habitación de invitados para que se quedaran,  a Bill le sentaba bien su compañía, se animaba con las tonterías de Gustav y la habilidad de Georg para tropezarse con todo objeto existente.

Yo no me separaba de Bill, en ningún momento, tanto que a veces escribía un “pesado” en su pizarrita y me la pegaba a la cara para que la pudiera leer bien, pero es que no podía alejarme de él, necesitaba estar ahí…para él.

Al fin llegó el día. Nos levantamos temprano, ayudé a Bill a meter en una maleta algo de ropa  y las cosas básicas para los días que se tuviera que quedar. Estábamos nerviosos, a Bill le temblaban las manos al coger su habitual taza de té para desayunar, y yo tuve que beberme al menos 3 tilas para no explotar de los nervios.
Fueron mi madre y Gordon quienes nos acercaron al hospital. La entrada estaba llena de paparazis, curiosos, y fans que llenaban el espacio con enormes cartelitos de apoyo.

Entramos dentro, donde ya nos estaban esperando Gustav y Georg. Bill tendría que entrar solo al quirófano, asi que le vería cuando saliese de allí.
-          Buena suerte hermanito-le dije antes de que entrasen en el quirófano-por cierto, el verde del vestidito te sienta de lujo.
Sonrió, y me saludó con la mano mientras entraba en camilla a la sala de operaciones.

Fueron las 3 horas y 37 minutos más largos de mi vida.
Recorrí una y mil veces la sala de espera, tanto que creo que podría haber abierto un boquete en el suelo si Georg no se hubiera cansado de mí y me hubiera dando una colleja y obligado a sentarme.
Entonces, por fin, las puertas del quirófano salieron y unas enfermeras empujaban hacia la habitación la camilla de Bill, aun adormilado por los sedantes. Detrás de ellos, salió el doctor de cuyo nombre no me puedo acordar.
-          ¿qué tal ha ido doctor?- mi madre se me adelantó a la hora de preguntar.
-          La operación ha salido según lo planeado –suspiró de alivio general- ahora le dejaremos descansar en su habitación…tendrá que pasarse un tiempo sin hablar y después, tendrá que asistir a clases para poder controlar su voz sin dañársela.
-          Entonces…-me atreví  a preguntar-¿podrá volver a cantar?
-          Claro que sí –asintió sonriendo- si me disculpan, tengo una consulta en la 3ª planta asi que…hasta mas ver.
-          Adiós

Nos dirigimos en batallón hasta la habitación nº248, donde estaba Bill. El pobre estaba aun bajo el efecto de los sedantes, con el pelo enmarañado y la garganta ligeramente hinchada.
Al llegar al borde de la cama, le cogí de la mano, esperando que el contacto le despertara de su letargo.
Sus ojos se abrieron, poco a poco, y tras inspeccionar la habitación y sus ocupantes, con la mano libre (la que yo no tenía agarrada) cogió la pizarrita, y como pudo con una sola mano( por suerte que es ambidiestro) escribió un enorme “¡¡HOLA¡¡”
-          Ay mi niño-mi madre apenas se aguantaba la emoción-¿Cómo estás?
“Bien mami”.
-          Claro que sí, es un chico fuerte-dijo Gordon- en nada ya lo tenemos chillando por casa y por los escenarios.
-          Aún tiene que estar un mes sin decir palabra…
-          Buf!-dijo Georg-con lo charlatán que es…le va a costar tener el pico cerrado.
Bill le lanzo una mirada de odio a Georg, y le habría lanzado también la pizarra si no fuera porque era su único método de comunicarse con los demás.

Esa misma tarde, le dejaron marcharse, según ellos porque “es un chico muy fuerte”…yo creo que más bien era por no tener que aguantar a la manada de periodistas y fans que nos siguieron hasta allí.
Por suerte, una vez salimos del hospital (tras sortear a la marabunta que nos perseguía), el viaje de vuelta a casa fue tranquilo. Mamá y Gordon se quedaron a cenar con nosotros, mamá nos había hecho su carne casera especial para animar un poco a Bill, pero claro…la carne, después de hacerla puré, como que no tiene tanta gracia…

Después de que se fueran, me quedé fregando los platos mientras Bill veía la tele amodorrado en el sofá. Estaba concentrado intentando limpiar la salsa reseca de mi plato, cuando sentí unos golpecitos en el hombro.
-          ¿Qué pasa Bill, vienes a vengarte por el puré de carne?...porque la idea fue de mamá.
Bill agitó enérgicamente la cabeza en muestra de negación, y me enseño la pizarrita que llevaba escondida detrás: “¿Puedo dormir contigo esta noche?”
-          ¿otra vez? –dije, haciéndome de rogar- Pero Bill ¿No eres ya mayor para eso?
Borrón. Sonido de tiza al deslizarse.  “Pooooooorfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa” :)
-          Bueeeeeno…  - Por supuesto que deseaba volver a dormir con él, pero no podía parecer demasiado ilusionado ¿no? – Vale, pero la ultima vez ¿eh?

Se le iluminaron los ojitos, entonces deseé que él también sintiera lo mismo que yo, que sus enormes ojos brillaran como estrellitas por la misma razón que mi corazón latía desbocado…pero no, me obligué a pensar, Bill nunca sentiría por mi lo mismo que yo por él, viviría así toda la vida…y no podría contárselo ni siquiera a la persona por la cual todo tiene sentido.

Mi cama no es precisamente pequeña, pero tampoco hay sitio de sobra para que dos personas se explayen, asi que agradecí la falta de espacio para acurrucarme junto a Bill , el cual enseguida aprovechó para abrazarme como si fuera un oso de peluche y quedarse dormido al instante. Me quede ahí, atontado, intentando no moverme lo más mínimo para no despertarle, mirando su cara y escuchando atentamente su respiración calmada, que tanto contrastaba con la mía, acelerada, como si estuviera corriendo una maratón.
Soñé. Y menudo sueño.
Cuando desperté, Bill no estaba ya, pero aun así, yo me encontraba bien “acompañado”.
Mierda.
Cuando bajé al salón, una vez arreglado mi problemilla de soldadito inquieto, me encontré a Bill sentado, mirando la tele mientras devoraba un bol de cereales de chocolate.
Me miró, miró hacia mi entrepierna y noté que se reía silenciosamente. Cogió su pizarrita.
“Menuda noche has pasado ¿eh hermanito?”
-          Ya ves enano, yo hasta durmiendo me lo paso bien
“Fijo que era una supermodelo, ¿a que si?”
-          ¡Claro¡ yo no me lio con cualquiera ni en sueños.

Y tanto que no era cualquiera…era mi propio hermano pequeño.
Aquella tarde, fuimos a casa de Georg, a celebrar su cumpleaños en plan tranquilo los cuatro solos.
Yo aun no me atrevía a mirar a Bill a la cara.
Hacía bastante calor para ser marzo, así que pasamos la tarde en el jardín, con unas cervecitas nosotros tres y Bill con su inseparable té con limón. Charlábamos, Bill escribía a toda prisa con sus nuevas tizas de colores mientras con la otra mano devoraba patatas fritas.
-          Que Bill…ya queda poco ¿eh?
“Quince días” , acompañó la respuesta con una gran sonrisa.
-          Vaya hombre Gustav, solo nos quedan quince días de descanso…
Una patata frita aterrizó en la cara de Georg.
Georg respondió lanzando un cacahuete.
Acabamos en una guerra de comida en medio del jardín, que luego los pobres y obedientes perros de Georg se encargaron de limpiar.


Capitulo 4

Y al fin, llegó.
El despertador sonó, y por una vez, ninguno de los dos remoloneó ni un instante antes de levantarse, es más, salimos los dos escopetados de la cama (de MI cama, donde Bill había dormido todo este tiempo conmigo) y Bill fue se metió corriendo en el baño.
Me apoyé en el marco de la puerta esperando.
El estaba con las manos apoyadas en el lavabo, tenía el pelo alborotado y miraba con los ojos increíblemente abiertos su reflejo en el espejo.
Esperé en silencio. Necesitaba tiempo, era un momento muy delicado, si algo había salido mal en este tiempo, puede que Bill no pudiera nunca volver a cantar…
Tomó aire profundamente, sin despegar la mirada del espejo.
-          Uno, dos y tres…
¡era su voz¡ No estaba ronca, ni le habían salido gallos, no , era su voz, la de siempre, tan perfecta.
Bill empezó a saltar de alegría. Saltaba y lo repetía una y otra vez “uno dos tres” “uno dos tres”…
Yo también saltaba, gritaba, daba palmas al aire. Agarré el móvil y llamé a mi madre, a Georg a Gustav a todos, se lo dije, Bill había recuperado la voz sin problemas.
Habló con ellos. Se le caían las lágrimas de la emoción mientras hablaba con mamá, y no dejaba de recordarle a Georg que tendría que aguantar de nuevo sus largas y aburridas conversaciones.

Saltamos, bailamos, canturreamos (el mejor que yo, claro está) , saltó a mis brazos y me aplastó con su abrazo…
…y entonces…pasó lo que pasó.

Perdí el control, me deje llevar y por unos segundos mis labios y los suyos se unieron.
Su boca era suave, tierna, me perdí en mil sensaciones hasta que abrí los ojos y me encontré a mi hermano pequeño apartándose de mi y mirándome como si fuera un loco.
-          Tom…que…que ¿Qué coño ha sido eso?
-          Eh…eh…eh…Bill…yo…
Salí corriendo. No sabía que decir, que hacer, me sentía un imbécil y me daban ganas de estrellar la cabeza contra la pared.
Le había besado si, lo que quería pero ¿a que precio? A cambio de perder a mi hermano para siempre, no volvería a confiar en mi y yo…yo me quería morir.
Estaba en el sofá, con las manos tapándome la cara y diciéndome a mi mismo lo idiota que había sido cuando Bill se sentó a mi lado, me apartó la mano de la cara e hizo que le mirara.
-          Tom…¿qué se supone que ha pasado?
-          …No lo sé Bill..yo…tú…-me escocían los ojos, se me hizo un nudo en la garganta – Yo no quería que esto pasara, osea si, pero se que no es posible porque somos hermanos gemelos, intenté olvidarte y que no lo supieras pero no he podido y ahora vas a pensar que soy un degenerado y…
-          Eh eh ehhhhhh – me tapó la boca con la mano – para vaquero…¿me estás diciendo que yo te gusto?
-          …¿ves? ¡SUENA HORRIBLE¡

No quería seguir ahí, me levanté pero solo di dos pasos cuando Bill se interpuso en mi camino y…me besó.
Fue un beso mas largo que el anterior y mas profundo. Al principio no reaccioné, confuso, pero en seguida me dejé llevar por la sensualidad de su boca y le seguí, embaucado por el metalico adorno de su lengua…
-          Bill…no…no lo entiendo – dije confuso, cuando nuestros labios se separaron.
-          Se que suena raro pero…yo…te quiero Tomi.
-          Yo también te quiero Bill
Volví a besarle, esta vez mis manos se enredaron en su pelo, el se reía y me apretaba contra él.
-          Esto…-dijo tras recuperar el aire- es…muy raro.
-          Si…nadie…debe enterarse…
-          Será nuestro secreto ¿verdad Tomi?
-          Claro que si enano.


Epílogo
Y aquí estoy, sentado delante del portátil, mirando sin mirar los miles de e-mails que nos envían dia a dia las fans. Las queremos. Las adoramos. Lo son todo. Pero ahora tengo algo mas importante en que pensar. Exactamente en el bultito que sueña plácidamente en mi cama, con una mata de pelo negra cubriéndole la cara y con una simple sábana tapando su desnudez.
Si. Es mi hermano.
Si . le amo. Y el me ama.
Si. Esto no está bien.
Pero mientras yo le ame, y el me ame a mí, el mundo puede irse al carajo.